Eyjafjallajökull

Glaciar Eyjafjallajökull
Localización:  región de Suðurland, Islandia

En esta imagen, tomada en la última erupción de este volcán islandés de nombre imposible de pronunciar y casi de escribir; este espectacular momento, conocido con el nombre de "tormentas sucias" se cree que tiene su explicación por las partículas de hielo y roca que al llegar a la atmósfera chocan y dan lugar a estas fuertes tormentas.
Aunque la mayoría de todos nosotros lo conocemos como el volcán que paralizó a Europa en el 2010, en realidad, el Eyjafjallajökull, es uno de los glaciares más pequeños de Islandia, y es está capa de hielo del glaciar lo que cubrió al volcán que estuvo relativamente dormido desde el año 1823, su penúltima erupción, aunque se consideró como pequeña pero con algún riesgo importante por la alta concentración de flúor en las cenizas.
A finales de 2009, en diciembre, comienzan a saltar las primeras sospechas tras la alta actividad sísmica que comenzó a detectarse en la zona donde se encuentra el Eyjafjallajökull aunque la erupción en sí comenzó en torno al 20 de Marzo de 2010, una erupción mucho más pequeña de la que se previó, la cual no ocurrió en el glaciar, y con un índice de explosividad muy bajo.
El 14 de Abril una nueva erupción, está vez ya en el cráter superior del volcán en el centro del glaciar, por lo que aumento en riesgo, no solo por la erupción en sí, sino por la formación de lahares, que se dan sobre todo en volcanes con glaciares, por lo que con las erupciones el hielo se funde y da lugar a importantes inundaciones y coladas de barro con grandes fragmentos de rocas.
En esta nueva erupción, lo que realmente fue más importante y con mayores consecuencias no solo para Islandia, sino para Europa, fue la gran nube de ceniza volcánica, esta fue arrojada a la atmósfera, llegando a varios kilómetros de altura y extendiéndose también por miles de km2, dejando graves daños sobre el tráfico aéreo europeo, con miles de vuelos cancelados e incluso el cierre temporal de aeropuertos.
Aún así, los efectos pudieron ser peores, puesto que si las cenizas llegan a alcanzar la estratosfera podía haberse producido un descenso global de la temperatura, al igual que sucedió en el 92 con la erupción del Pinatubo.